lunes, 26 de noviembre de 2012

El padre Hugo Gálvez está seguro que con mucho esfuerzo y cariño la comunidad parroquial logrará renacer.

El sacerdote es consciente que la piedad popular manifestada por feligreses es un don. “Es un tesoro que hay que evangelizar, tal como lo dice Aparecida”, explica.
La comunidad de Esmeralda se constituyó hace más de cinco años con la llegada de sacerdotes colombianos. Se desprendieron de la parroquia Inmaculada Concepción de Colina. Fueron una capilla, luego una unidad pastoral y hace dos años son parroquia.

De a poco formaron pastorales. Existía mucha presencia juvenil, participación de scouts, infancia misionera, nazarenos y cuasimodistas. La existencia de esta linda comunidad trascendió las fronteras haciendo que nuevos movimientos religiosos llegaran a prestar servicios al lugar. Estos grupos fueron bienvenidos pero, con el tiempo las comunidades existentes fueron disminuyendo. Algunos simplemente se retiraron y otros se sumaron a estas nuevas instancias.

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